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Octavio Rico

Octavio Rico, Geólogo y Catedrático de Enseñanza Media, es Profesor titular de Biología y Geología en el Instituto “Joan Mercader” (Igualada) y de Didáctica de las Ciencias de la naturaleza en la Facultad de Educación de la Universidad Internacional de Catalunya (Barcelona).

Atraido por la idea de “dar razón de mi ser y del sentido de mi existencia” habla del tema de la evolución con una soltura y conocimiento envidiables. De forma regular, escribe artículos, participa en seminarios y conferencias y, de vez en cuando, escribe ensayos sobre el tema de la evolución.

¿Qué significa que el hombre proviene del mono?

Esa frase ha sido muchas veces plasmada de forma gráfica mediante una secuencia de figuras que muestran un cambio gradual, desde un animal parecido al chimpancé, hasta el hombre. Esa sucesión de siluetas habla por sí sola y muestra una cosmovisión de signo claramente evolucionista, pero a la vez materialista: todo lo que existe (incluido el hombre) no es más que un producto de la evolución de una materia preexistente. Salta a la vista el planteamiento ideológico que hay detrás de esa visión del cosmos.

Creo que hay que desautorizar la opinión de quienes se empeñan en presentar al hombre como un simple animal, un “producto” más, entre otros muchos, de la evolución biológica.

El hombre, a diferencia del resto de los animales, tiene conciencia y libertad. Se puede decir, por tanto, que el hombre viene del mono, sí, pero sólo en la medida en que su cuerpo se ha ido conformando a lo largo del tiempo a partir de otras especies que, al igual que el hombre y los actuales simios, pertenecían a la misma familia biológica a la que pertenece Homo sapiens: la de los primates. Ahora bien, en este largo proceso debió haber un momento en el cual entra en escena la espiritualidad. El alma, sin embargo, a diferencia del cuerpo no es ningún producto de la evolución, ni biológica, ni cultural.

Evolución
Darwin publicó "El origen de las especies" 20 años después de seu célebre viaje. ¿Por qué?

Muchos estudiosos de la vida de Charles Darwin piensan que a lo largo de aquel fructífero viaje a bordo del Beagle, el naturalista inglés ya había ido madurando las líneas maestras de su teoría. Si no se decidió a publicarlas hasta 23 años después de su regreso, fue por el miedo a las reacciones que -pensaba él- suscitaría su teoría en la sociedad inglesa, y muy especialmente por parte de los ambientes eclesiásticos de la Iglesia anglicana. El carácter más bien tímido que tenía Darwin, no ayudó tampoco a acelerar los tiempos, sino todo lo contrario.

¿Perdió realmente la fe Darwin?

Hay buenas razones para dudar que Darwin acabase su vida siendo ateo. De hecho, su cuerpo fue enterrado en la abadía de Westminster, en donde sólo los creyentes eran sepultados.

La idea, defendida por la Iglesia anglicana, de que Dios lo había creado todo y que, por tanto, todas las especies habían existido desde un principio, suscitó en el espíritu de Darwin no pocas dudas y luchas. Pero la fe en un Dios autor de la naturaleza, creo que no la llegó a perder nunca en su interior. De hecho, Darwin nunca llegó a decir que, como resultado de lo que iba descubriendo hubiese que negar la existencia de Dios. Al contrario, él veía compatible su teoría con la fe en un Creador.Un año antes de su muerte, en el prólogo autobiográfico que escribió para una edición alemana de “El origen de las especies”, se lee: “Por lo que respecta a mis sentimientos religiosos, considero que este es un asunto que no interesa a nadie más que a mí. Sólo diré que creo que la Evolución es compatible con la existencia de Dios”.

Darwin

¿Qué le parece la idea de que "un darwinista puede ser cristinano", expuesta por el filósofo Ruse?

Es una idea que comparto, aunque con los debidos matices. La evolución no sólo no está reñida con la Revelación cristiana, sino que nos acerca a Dios, como lo hace siempre toda ciencia que lo sea de verdad. La fe cristiana es perfectamente compatible con el hecho de la evolución, si bien los argumentos de Darwin se han de analizar desde el punto de vista científico, siguiendo el método científico, y no con la Biblia en la mano. La doctrina de la Iglesia no se opone en absoluto a una creación evolutiva por parte de Dios; eso es –creo- lo que Ruse ha querido destacar al hablar en esos términos.

¿Qué expresa la Iglesia sobre esto?

La Iglesia ha insistido recientemente en la idea de que la evolución no sólo no es una ciencia cerrada, sino que, por el contrario, las investigaciones aportan constantemente nuevos conocimientos y sugieren nuevos mecanismos posibles para explicar el hecho evolutivo.

Creo que es importante señalar que, desde el punto de vista estrictamente científico, el problema de la evolución es el mismo para un creyente que para un no creyente, si los dos son científicos. La postura más acertada del científico, tanto si es creyente como si no lo es, consiste en admitir que no sabemos suficiente para explicar con absoluta certeza cómo ha tenido lugar el proceso evolutivo. Y, a partir de ahí, trabajar conjuntamente para avanzar en el conocimiento de ese proceso.

Australopithecus
¿Es antagónico ser evolucionista y ser cristiano?

Ese antagonismo del que Usted habla, y que sugiere la idea de una confrontación entre dos fuerzas opuestas, puede darse, en efecto, pero no por razones de tipo científico, o por supuestas intransigencias por parte de la Iglesia.  Puede darse antagonismo, por ejemplo, cuando se confunden conceptos como Creación y Creacionismo, o Evolución y Evolucionismo.

Con todo, quisiera aclarar, que no todo lo que dijo o escribió Darwin goza hoy de la misma consistencia científica. Algunas de sus explicaciones acerca del origen y evolución del hombre eran (y siguen siendo) radicalmente incompatibles, no sólo con la fe cristiana, sino también con los hallazgos científicos que se han dado a lo largo de los últimos 150 años. Darwin llegó a convertir al hombre en una especie biológica más, sólo distinta de las demás especies animales en el grado de evolución alcanzado. Evidentemente, un planteamiento así del hombre choca frontalmente con la fe que profesa un creyente, pero también con la actual ciencia experimental.

Cloroplasto
¿Qué es la teoría del "Diseño inteligente"?

He oído a Benedicto XVI hablar de la idea de “diseño” al referirse a la naturaleza, cuando uno se para a contemplar el orden y la inmensidad del cosmos, del mundo material y biológico.

La teoría del “Diseño inteligente” afirma que ciertas características del Universo y de los seres vivos no pueden haber surgido como consecuencia de las mutaciones aleatorias y la selección no planeada, sino que su complejidad es tal (piénsese en la sofisticada estructura de un cloroplasto o en la misma fotosíntesis), que hace necesaria la actuación de una causa inteligente. Todo cuanto existe, en fin, ha sido diseñado por una inteligencia superior. Esta es, a grandes rasgos, la base de la teoría del Diseño inteligente, que surgió en Estados Unidos hace casi treinta años.

Ese planteamiento supone un auténtico bombazo en los ambientes dominados por las tesis neodarwinistas de corte materialista, donde el ciego azar sigue siendo la “brújula”, y la materia (autocreada y autocreadora) el único principio o causa motora del proceso evolutivo. Y de ahí la polémica que ha levantado durante las últimas décadas. Actualmente, la teoría del Diseño inteligente se suele ver más bien como un planteamiento filosófico, o teológico, que como una teoría concluyente, basada en datos y experimentos científicos demostrativos. Se trata, en todo caso, de una teoría científica entre otras muchas, de la cual la Iglesia, como es lógico y siguiendo su Tradición, no nos dice nada, ni a favor ni en contra.


¿Cuáles son las últimas tendencias en la teoría de la Evolución?

La llamada teoría sintética de la evolución afirma que la evolución es el resultado de la combinación de varios mecanismos, entre los cuales destacan las mutaciones genéticas y la selección natural. El azar, según el neodarwinismo, sería el motor en virtud del cual las mutaciones aleatorias darían lugar a cambios inducidos por una selección natural no planeada.

Francisco Ayala

Pero las cosas no deben estar tan claras, cuando autores competentes en la materia dicen que esos motores no son suficientes para explicar toda la evolución. Dice Francisco Ayala, miembro de la Academia de las Ciencias de EEUU: “la evolución también puede ser considerada como un proceso natural a través del cual Dios trae las especies vivientes a la existencia de acuerdo con su plan”.

¿Cuál es la diferencia esencial entre el hombre y los animales?

El comportamiento racional, dotado de libertad, es esencialmente diferente del comportamiento animal, gobernado por los instintos. Hay suficientes evidenciasAdan y Eva de ello, como para afirmar que quien no acepta esas diferencias sencillamente está yendo contra hechos más que comprobados. Esa diferencia esencial entre el hombre y los animales es lo que lleva a pensar que, en algún momento de nuestra historia, en el preciso momento en que surgió la especie Homo sapiens, hubo un salto ontológico (y no una simple diferencia en el grado de evolución biológica). Eso es lo que el dogma cristiano dice acerca de la infusión por Dios de un alma espiritual. Una verdad de fe que no contradice en absoluto lo que dice la ciencia.

Lo que la ciencia no podrá definir nunca es el preciso momento en el cual el animal antropoide pasó a tener alma espiritual, dejando con ello de ser animal para pasar a ser hombre. De eso no puede haber constancia documental.


Vídeos interesantes

 

2009, Año de Darwin. ¿Son compatibles la evolución y la creación? Opina un Nobel (Werner Arber)



Evolución y creación, compatibles (Dr. E. Agazzi) (2’ 30’’)



Darwin y Dios (Dr. E. Agazzi) (2’)